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sábado, 16 de junio de 2012

Capritx d'Artur Martínez - Slow Food Km 0


Cuando conocí a Artur Martínez pensé que era un cocinero como los demás. Todo a su manera y punto. Pero no, me equivoqué ya que con el tiempo me demostró que es una persona que escucha, te da la oportunidad de sacar la creatividad que llevas en tí y que te ayuda a confeccionar una buena idea. Es una persona que vale la pena conocerla y que de seguro tendrá muchos éxitos en la vida ya que ama su profesión y pone mucho esfuerzo para sacar adelante su cocina y su trabajo. Enamorado del movimiento Slow Food y del Km 0 elabora gran parte de la carta a partir de este proyecto y es por eso que tiene su etiqueta Slow Food Km 0 en su restaurante.
Entre sus proyectos Slow Food encontramos la recuperación de la Botifarra Terragada, típica de Terrassa, aceite de la variedad Oblit de Ullastrell y el vino de Martialis. Yo que he tenido la oportunidad de probarlo todo recomiendo para los amantes del aceite que si un dia tienen la oportunidad de ir al Capritx puedan aprovecharla también para degustar el aceite ya que tiene un aroma y un gusto característico, un toque acidito picantón al principio y luego el amargo del aceite se queda en el toque final. De esta variedad recuperada solamente se hacen unas 400 botellas al año.
Aprovechar también para probar el vino blanco Martialis. 
botifarra-terregada-terrassaBotifarra Terragada Terrassa
Botifarra Terragada Terrassa.
L'oblit oliL’oblit oli
L’oblit oli
MartialisMartialis Vi
Martialis Vi


ARTUR MARTÍNEZ
… durante los estudios hago breves prácticas en varios restaurantes de Barcelona y en la pastelería Murià de Terrassa, aparte de trabajar en la cocina de casa los fines de semana. Leo todos los libros y revistas que puedo y asisto, siendo muy jovencito, a los primeros congresos de cocina. Al acabar los estudios, ejerzo como jefe de cocina del restaurante del Festival Griego 98 y seguidamente, junto con mi hermano Juanjo, como jefe de cocina y profesor en la Escola d’Hostaleria del Masnou. En este periodo (1999), y con 22 años, gano el XIII Concurso de Cocina para Jóvenes Cocineros de Cataluña, entregado en Sant Pol.
Después de tres años en Masnou, marcho hacia Madrid para fichar por el Grupo Vips de Madrid como chef ejecutivo. El 2001 vuelvo a Barcelona para asesorar gastronómicamente en hoteles y restaurantes e impartir clases de cocina en la Facultad de Dirección Hotelera de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Pero echo de menos la acción en la cocina y, en noviembre de 2002, mis padres, Juanjo y yo nos animamos. Transformamos el antiguo bar en Capritx, un pequeño restaurante para 20 comensales que abrimos sólo tres noches a la semana (jueves, viernes y sábado), tarea que compaginamos con nuestros verdaderos trabajos (de aquí el nombre del restaurante). El 2004 decidimos abrir el restaurante a tiempo total y yo me dedico exclusivamente a él. Durante este periodo conseguimos varios premios locales y comarcales, entre ellos el Premi Cambra 2006 a la Innovació. Son premios muy importantes que nos ayudan en momentos complicados a continuar luchando.
Ese mismo año somos miembros fundacionales del colectivo Cuina Vallès, un grupo de restaurantes del Vallés Occidental que decidimos defender y promocionar la cocina de nuestro territorio. Juanjo deja Capritx el 2008 para emprender nuevos proyectos gastronómicos: Colmado 1917 y La Picoteca. El 2009 tienen lugar dos acontecimientos decisivos: soy nominado a Cocinero del Año por el Forum Gastronòmic de Girona y por el Periódico de Cataluña (con todo lo que supone mediaticamente), y entra como responsable de sala mi mujer, Sònia, pieza clave en la estabilidad del restaurante. Durante esta época nuestra cocina y nuestro servicio van cogiendo forma y personalidad.
La reflexión constante sobre los productos que utilizamos nos lleva a coincidir con del movimiento “Km 0”, que defiende la utilización de alimentos con sentido común y respeto por el medio ambiente.
En 2010 me hago cargo de la restauración del Hotel La Mola (un espectacular oasis de tranquilidad entre Terrassa y Sabadell), y recibimos una estrella Michelin. Hoy, sólo esperamos ser mejores que ayer.
RESTAURANT CAPRITX
… se jugaba al dominó o a las cartas. Poco a poco, la comida de la abuela fue cogiendo más protagonismo. A principios de los 70, mis padres (Maite y Arturo) cogen las riendas del negocio con el apoyo de los abuelos. Son ellos unos de los pioneros en Terrassa en hacer comidas para llevar, los fines de semana y festivos, habilitando la parte de atrás del local para su servicio.
En esta década nacemos Juanjo y yo, creciendo y jugando entre taburetes, mesas y cocina. Son tiempos inolvidables para nosotros. Todavía recuerdo a la abuela poniéndome el plato de legumbres en la mesa más cercana a la cocina cubierta con aquel mantel a cuadros; al abuelo sentado fielmente en su silla arrimada a la pared vigilando atento todo movimiento, con aquella personalidad tan genial; a mi padre detrás de la barra haciendo aquellas jornadas maratonianas de 15 horas diarias, teniendo todo limpio y aseado como una patena, o a mi madre preparando los pollos y arreglando la tienda con tanta estima los fines de semana.
Vivimos nuevas experiencias y el nacimiento de Capritx
Pasados los años, cuando mi hermano y yo marchamos fuera a trabajar apenas acabar los estudios, y los abuelos se hacen grandes para soportar el ritmo de no hacer ningún día de fiesta a la semana (¡sólo cerrábamos el negocio el domingo por la tarde!), mi padre decide abrir tan sólo el bar viernes, sábados y domingos. La gente, mientras esperaba su turno en la tienda para llevarse la comida, hacía la cervecita  y unas tapitas en el bar. Años después, decidimos volver a dar servicio al espacio que habíamos cerrado, pero a nuestra manera.
Nace Capritx a finales de octubre de 2002 sin muchas pretensiones, con mucha ilusión y nada de experiencia autónoma en restauración de aquel tipo. Con un menú degustación a 28,00 € y una carta de 15 vinos iniciamos un duro, pero alentador camino… Casi todo lo que sabemos lo hemos ido adquiriendo sobre la marcha, aprendiendo de los errores que hemos ido cometiendo, pero disfrutando cada día. ¡Ésta es el alma de Capritx!





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